Semblanza


Allá en los principios del año de 1945, ni quien soñara contar en Cuajimalpa con una Escuela de Educación Media.
Pero las cosas surgen a veces, por un mero deseo de tenerlas, otras por quedar consideradas dentro de un plan ya perfectamente definido, pero las más de las veces, porque se convierten en una verdadera necesidad; y en esencia éste es el caso en que las circunstancias propiciaron la creación de esta Escuela.
No fue fácil, pues como todo lo que se inicia, hubo que vencer, una y mil dificultades ya sea por la distancia, o quizá por la poca importancia que se le daba al lugar por ser prácticamente desconocido para las autoridades de Educación en ese tiempo pero es el caso que siempre han existido en todas las épocas de la humanidad, mentes claras e inquietas que vislumbran lo que otras no; y aquí podemos decir que por esa inquietud, fue que empezó a surgir la idea de crear una Escuela Secundaria que comenzara a llenar la necesidad de los jóvenes de ambos sexos; de aprender nuevas cosas, nuevas disciplinas, con miras a un futuro mejor, y quienes así lo vislumbraron no estaban equivocados, pues como prueba tenemos en forma más que real varias generaciones que al proseguir en estudios superiores han llegado a concretar sus sueños en realidad, en toda la gama de profesiones.
Ahora bien tomo comenzó en forma muy peculiar, pues sucedía por el año 1944 que la familia Vázquez Bracamontes, tuvo la necesidad de inscribir a su hijo mayor Carlos, en una Escuela Secundaria, pero para ello había que hacerlo en el centro de la Ciudad de México, y por ello lograron inscribirlo en la Escuela Secundaria número 3 ubicada en la Avenida Chapultepec; y ahí comenzó la odisea, pues el horario marcaba la entrada a las 8:00 horas de la mañana y la salida a las 2 de la tarde, pero para poderse transportar y llegar puntualmente a la hora de entrada había que levantarse a las 4 de la mañana para prepararse y poder abordar el tranvía que efectuaba el recorrido de la Venta a Tacubaya y viceversa, como era difícil que el joven Vázquez hiciera el trayecto solo, debido a las condiciones difíciles por irregularidad del transporte, escacés del mismo, y a la inexperiencia e inseguridad del incipiente estudiante, fue necesario que le acompañara algún familiar y por lo general ese familiar era la señora Dolores Bracamontes de Vázquez madre de Carlos.
Esto siguió su curso durante un tiempo, pero dado el extremo sacrificio que para la Señora Bracamontes representaba, el esperar hasta la hora de salida es que se le ocurrió que esas horas de espera las podías emplear, en ir a la Secretaría de Educación, para pedir que se estableciera una Escuela Secundaria en Cuajimalpa, y así lo hizo, pues trabajando amistades y haciendo antesalas interminables logró por fin interesar a la autoridades más altas de la S.E.P. concretamente a Doña Soledad Anaya Solórzano que era entonces Jefe de Secundarias, quien apoyó decididamente la idea de Doña Dolores, promoviendo lo necesario para lograr el fin deseado.
Por otra parte, la Señora Bracamontes recibió el fuerte y decidido apoyo de dos señoras más; de Doña Celestina Gutiérrez de Bobadilla y Doña Lucía Gutiérrez de Gonzáles quienes procuraron mantener el ánimo de Doña Dolores para que no desesperara pues el trámite era largo y engorroso, al grado que llegó un día en que pensó ésta iniciadora, en dejarlo todo por la paz, y justamente entonces, con gran alegría Doña Soledad Solórzano le informó que ya estaba autorizada la Escuela Secundaria. Pero como primera condición había que contar con un local, y además reunir a los más posibles prospectos de alumnos para formar por lo menos un grupo y que de no ser así se cancelaba la autorización dada.
A partir de ese momento todo fue alegría mezclada con nerviosismo, pues como conseguir tan rápido un local, aunque fuera en forma provisional, y como conjuntar el requerido grupo, si para ello había que visitar casa por casa para convencer a los padres para que inscribieran a sus hijos que hubieran terminado sexto año de primaria y sí que fue difícil, pues por ignorancia malas condiciones económicas o desconfianza tanto padres como hijos daban un rotundo “no” a la invitación.
Finalmente se pudo reunir a un reducido grupo con el que se inició el trabajo en la incipiente Secundaria número 19. El grupo inicial estuvo formado por las siguientes personas: Carlos Vázquez Bracamontes, Salvador Arias Hernández, Jesús Laguna Alva, Salustia Flores Valdéz, Graciela Cobarrubias Romero, Luis Manrique Segura, Aurora Manrique Segura, María de la Luz Martínez Carrillo, Eduardo Bobadilla Gutiérrez, Jesús Bobadilla Gutiérrez, Wilebaldo Segura Castillo, Genaro Segura Castillo, Abraham Santillán Parra, Serafín Vázquez Segura, Rosa de la Rosa Bobadilla, Claudio Sánchez Segura y Juan Sánchez Segura.
Sin embargo algunos desertaron y sólo terminaron en esa primera generación; Carlos Vázquez Bracamontes, Salvador Arias Hernández, Jesús Laguna Alva, Salustia Flores Valdéz, Graciela Cobarrubias Romero, Aurora Manrique Segura, María de la Luz Martínez Carrillo, Luis Manrique Segura, Wilebaldo Segura Castillo, Genaro Segura Castillo, Claudio Sánchez Segura, Juan Sánchez Segura y dos personas que se incorporaron ya en tercer año y fueron; Idolina García y Manuel Olivera.
En cuanto al local por no contar con algún lugar que reuniera aunque fuera mínimamente las condiciones requeridas; una persona también con mucho entusiasmo ofreció ceder parte de las instalaciones de la Escuela Primaria J. Arturo Pichardo provisionalmente, mientras se resolvía el problema de contar con una Escuela propia para la Secundaria .
Pues bien esa persona fue la Maestra Dolores Castarrica de Albarrán, Directora por ese tiempo de la Escuela Primaria mencionada, quien no solo proporcionó un salón para el incipiente grupo, sino también un área en los sótanos, para establecer talleres de carpintería, curtiduría y modelado y además participó como Maestra de Geografía.
El comienzo de las clases tuvo lugar en una forma tanto incierta pues la fecha oficial marcaba el 15 de marzo de 1945 y la fecha real fue otra, un día 28 de abril de 1945. Fue la Maestra Dalila Sansores, quien en sí inaugurara los trabajos en forma real dando la primera clase de Lengua y Literatura Castellana.
A la segunda semana llegó otra Maestra y así lentamente fueron llegando los demás hasta completar todas las materias que el plan de estudios marcaba.
Pero diremos también que en los primeros días no hubo Director, lo que extraoficialmente y haciendo un gran esfuerzo fungió como tal la Maestra Castarrica de Albarrán y sólo pasado un tiempo, fue nombrado el primer Director de la nueva Escuela y ese Honor le correspondió al Maestro José Martínez Niebla, quien al paso de los días organizó un tanto a Maestros, alumnos, personal administrativo y trabajadores manuales.
El Maestro Martínez Niebla no terminó con la primera generación pues fue llamado para otra comisión por lo que tomó la responsabilidad como Director el Maestro Teodoro E. Santacruz, quien signó los primeros certificados que expidió la Escuela Secundaria número 19, es decir la primera generación; sin embargo para la siguiente generación la Escuela pasó gran peligro de desaparecer, pues su existencia era crítica debido a la dificultad de formar nuevos grupos que justificaran la gran inversión en pago a Maestros y enseres, pago a trabajadores manuales, administrativos y todo lo necesario para el funcionamiento de una Escuela, por lo que hubo nuevamente que visitar domiciliariamente a jóvenes de ambos sexos para que se inscribieran éstos con convencimiento de que era positivo, tanto para ellos como para la misma Institución. Lo que finalmente se logró superando esa crítica etapa; consolidándose poco a poco a pesar de las condiciones tan adversas que se iban viviendo. Y fue hasta el año de 1953 en que con la intervención y apoyo del entonces Delegado del D.D.F.J. Ascensión Almaraz Espinoza y de los señores Teodulo Gutiérrez y Eulalio Granados quienes fueron relacionados por el Sr. Federico Bracamontes con el entonces Director del programa pro construcción de Escuelas, quien solo pidió un terreno de ciertas características y sin más les construía la Escuela; se hicieron varios intentos y finalmente con la cooperación económica del grueso de la población se compró el terreno, y el edificio fue construido e inaugurado en 19545 en el lugar que ahora ocupa y parte del mismo sigue en función hasta la actualidad y sólo muy recientemente por gestiones de la C. Directora Luz Eugenia Estrada Caviedes, se han construido nuevas instalaciones que vendrán a cubrir las necesidades que al paso del tiempo se han ido creando.
Esto es a grandes rasgos la historia de los comienzos de la ahora prestigiada y reconocida Escuela Secundaria número 19, que por razones sentimentales debió desde un principio llamarse “SOLEDAD SOLÓRZANO “ ó “DOLORES BRACAMONTES DE VAZQUEZ “.
En ninguna forma al escribir esta breve semblanza histórica se pretendió deformar los hechos pues de ser así se pudo extender páginas y páginas con anécdotas y hechos particulares. Y sí en cambio la idea surgió para que la Escuela contara con una descripción sencilla y clara de su propia historia. Hecha por un protagonista de la misma. Juan Sánchez Segura, integrante de la primera generación.